Según Latinobarometro el 60% de los dominicanos dicen que los ingresos no les alcanzan para cubrir sus necesidades. Los dominicanos, con mucho sacrificio, se ven obligados a hacer todo tipo de diligencia para a penas sobrevivir cada mes con los pocos recursos que reúnen. Los gobiernos, de los últimos 17 años han abandonado la responsabilidad fiscal, aquella que fue incluso plasmada en la Estrategia Nacional de Desarrollo y que ha brillado por su ausencia en las diferentes administraciones. Mientras las recaudaciones tributarias llegan a un 12% del Producto Interno Bruto (PIB), el gasto suele ascender a entre 17 y 20%, acudiendo entonces al financiamiento para cerrar esa gran diferencia, aumentando asi nuestros compromisos en materia de deuda externa. Lo que no se ha estancado es la deuda pública, el Partido Reformista en el año 1996 después de abonar 679 millones de dólares y dejar la economía saneada dejó la deuda en 3,800 millones de dólares, la cual el PRD hoy PRM duplicó hasta 7,420 millones en el cuatrienio 2000-2004, luego, en el pasado gobierno del PLD, esta se triplicó hasta 23,000 millones de dólares de 2004 a 2012 y hoy estamos en 39,000 millones. Tenemos frente a nosotros la oportunidad de aplicar las reformas que urgen en nuestro sistema de modo que podamos sanear la administración pública, fortaleciendo su institucionalidad, eficientizando los recursos disponibles y ofrecerle a la gente de los servicios que merecen. Necesitamos una verdadera reforma fiscal integral, que amplíe la base tributaria, reduzca los impuestos, simplifique los trámites, incentive la formalidad y elimine los privilegios tributarios. Ya no tendremos que golpear más a la clase trabajadora, que con mucho esfuerzo tiene que pagar las elevadas tasas actuales en los impuestos al consumo, disminuyendo de manera notable su poder adquisitivo, perdiendo muchas veces su condición de clase media. Tenemos que sincerizar los aportes pero para ello, hace falta transformar el Estado, reordenar el gasto público, cortando los gastos innecesarios y priorizándose en que se gasta. República Dominicana se ha vuelto el país del “después”. Siempre dejamos las reformas para más tarde, para otro momento, para otra coyuntura, para otro cuatrienio. Pero toca ser el país del “ahora”. Controlar el endeudamiento ahora, reforma tributaria integral ahora, ley de responsabilidad fiscal ahora. Después, será muy tarde, ahora, es tiempo de acción. |