Columna: Alianza público-privada

El pasado mes de abril, tuve la oportunidad de reunirme con grandes aliados del sector privado. En una breve presentación, les expliqué mi visión: forjar una alianza entre el sector privado que representan, y el público que nosotros elegimos como camino; una alianza para el desarrollo sostenible, la creación de empleos dignos y formales, y una mejor calidad de vida para todas y todos los dominicanos.

En mis 35 años como político y 14 como legislador, si algo he aprendido es que un país con visión de futuro requiere de un Estado pequeño y eficiente, facilitador en lo jurídico y económico y debe ser el más estrecho aliado del sector privado, no su competidor. Sólo así se fortalecerán las arcas del Estado, se consolidará el sector empresarial y las riquezas creadas a partir de esa fórmula permitirán crear más y mejores empleos, facilitándole también a los gobiernos tener los recursos necesarios para brindar con calidad los servicios básicos que una nación demanda y garantizar eficientemente el desarrollo humano.

El Estado dominicano es hoy demasiado grande, y el empleador más importante del país: da un empleo a cerca de un millón de personas, aún cuando pudiera funcionar eficientemente con alrededor de 200 mil personas trabajando. En adición, existen graves deficiencias institucionales que fomentan la corrupción y la impunidad, erosionando recursos que pudieran ser destinados a áreas sensibles, como la seguridad ciudadana, la salud, las infraestructuras públicas y el orden migratorio.

¿Qué buscamos con una alianza público-privada? Trabajar para fortalecer la industria, la producción agrícola, apoyar al sector turístico, solucionar el transporte, llevar los fondos de pensiones de deuda a inversión en sectores productivos que auguren un buen retorno, poner un límite al tamaño del Estado, atacar la informalidad, la evasión y el contrabando, abrirnos a nuevos mercados, crear encadenamientos productivos, apostar a las energías renovables y fomentar la investigación y el desarrollo. En definitiva, asumir en un ciento por ciento, la Estrategia Nacional de Desarrollo.

Las fuerzas estratégicas de una nación, como la sociedad civil, el Estado y el sector productivo son “patas” de una mesa. Dialogar y llegar a consensos que promuevan el bienestar mayoritario debe ser nuestra hoja de ruta de aquí al futuro, más allá del 15 de mayo, más allá de elecciones y momentos políticos coyunturales.

Se trata de una alianza de personas e instituciones, a largo plazo, que den continuidad a las políticas públicas que nos saquen del subdesarrollo, minimicen la deuda pública, creen empleos de calidad y permita enfocar los recursos en garantizar educación y salud, bajo costo de vida y una vivienda digna, para todas y todos, sin importar color político o procedencia socioeconómica. Al final, somos todos dominicanos luchando por salir adelante. Esta alianza es solo el comienzo.