Con 7.2 millones de electores, los comicios generales del 15 de mayo de 2016 proyectan un escenario de segunda vuelta tan complejo como impredecible si los reformistas corren la aventura de irse por su propia cuenta, con candidaturas propias, como lo han prometido y les obligan las circunstancias.
El presidente del PRSC, Carlos Morales Troncoso, avanzó recientemente a La Tecla que la decisión de su partido ir solo a las elecciones venideras es definitiva, y que la candidatura presidencial que presentará al electorado estará determinada por la voluntad de las bases reformistas.
No descartó que él represente la candidatura presidencial reformista, pero avanzó que existe la posibilidad de una opción joven como la de Víctor Bisonó Haza óIto ó diputado de su partido que aspira a esa posición.
“Lo que nadie debe dudar es que trillaremos el camino de las candidaturas propias y aspiramos a pasar a una segunda vuelta para ganar la Presidencia de la RepúblicaÖ”, dijo Morales al enfatizar que el PRSC camina aceleradamente hacia la reunificación.
En semejante escenario, los dos partidos mayoritarios, el PLD y el PRD, tienen que plantearse una estrategia electoral que incluya el balotaje como opción casi segura en las elecciones de 2016.
El PRD, en sus dos versiones, se plantea la alternativa de una alianza opositora. El sector de Miguel Vargas avanza en el “Pacto de la Esperanza”, mientras Hipólito Mejía se incorporó la pasada semana al “Frente Amplio Opositor”.
En la eventualidad de que el PRSC salga fortalecido de su asamblea del próximo mes para renovar su dirigencia, y de continuar el proceso unitario que ha logrado reintegrar al partido a las figuras legendarias que se habían alejado desde el año 2000, esa organización política tendría asegurados por lo menos 500 mil votos, acercándose al 10 por ciento del sufragio.
Esa votación podría forzar una segunda vuelta donde el PRSC sería decisivo, según los cálculos más conservadores.
Sacrificar cargos, posiciones…
Para aprovechar el desgaste natural que provoca el ejercicio continuado del poder y las insatisfacciones de la mayoría de los votantes con el PLD, los dirigentes del Partido Reformista tienen que separarse del gobierno y quebrar definitivamente sus vínculos con el oficialismo.
Eso implicaría el abandono de las posiciones oficiales de todos los dirigentes reformistas en clara señal de independencia, comenzando con la salida del ingeniero Carlos Morales del ministerio de Exteriores, cargo que ha desempeñado los últimos nueve años.
Pero no sólo MoralesÖ También ocupan funciones importantes en el tren gubernamental figuras legendarias del reformismo: Federico Antún Batlle, Modesto Guzmán, Fidias Aristy, Alexandra Izquierdo, entre otros. Además de la caterva de funcionarios de menor rango en cada una de las instituciones que ellos administran.
De paso, DM airea el gobierno
La separación de los reformistas del gobierno daría oportunidad al Presidente Danilo Medina de airear la administración pública y cumplir compromisos políticos pendientes cuando su gestión comienza a agotar su segundo año.
Los reformistas, acostumbrados al poder desde el 1966 cuando Balaguer llegó por primera vez a la Presidencia, no tienen el hábito opositor pero sus posiciones técnicas son de la más alta calificación.
Su eventual salida del gobierno enriquecería una oposición carente de firmeza por el deterioro de la unidad del Partido Revolucionario, cada día más alejado del apoyo popular debido a sus rebatiñas y garatas internas.
Por supuesto, se produciría el deslinde natural de figuras reformistas que bajo ninguna circunstancia saldrían voluntariamente del gobierno, menos aún cuando todavía le faltan tres años al actual .
Ellos reclaman todavía su contribución en las pasadas elecciones, y más aún la cuota que les corresponde por haber hecho ganar al PLD por los menos 12 senadurías y otras tantas alcaldías en aquellas provincias y municipios donde sus votos fueron decisivos en la alianza del 2010.
En los planes de esos dirigentes reformistas no está salir ahora, aún tan temprano, de un gobierno que ayudaron a ganar.
El PRSC tiene que jugársela
El Partido Reformista no tiene alternativa, tiene que jugársela desde ahora si quiere recuperar el espacio perdido.
En las próximas elecciones hay más de 4,300 posiciones en juego, desde las 32 senadurías, las diputaciones, las alcaldías y las regidurías. Serán más de 25,000 candidatos que correrán por esos puestos.
Ese escenario plantea una movilidad nacional, y en un partido como el PRSC, con presencia en cada rincón del territorio, las posibilidades son similares que las otras dos formaciones partidarias de similares características, el PLD y el PRD.
Rumbo al balotaje en el 16
Desde el primero de julio de 1996, cuando Leonel Fernández le sacó el triunfo de los bolsillos a Peña Gómez, que le aventajó con ocho puntos porcentuales en la primera vuelta, las elecciones dominicanas no se van al balotaje establecido en la Constitución dos años antes, en 1994.
Desde entonces las elecciones presidenciales se han decidido en la primera vuelta a pesar de que ningún partido por sí solo ha rebasado la empinada cuesta del 50 por ciento de los sufragios. Ni siquiera pudo lograrlo el PLD con Leonel Fernández de candidato en 2004 contra Hipólito Mejía, que terminó con 49.2 por ciento.
Los partidos aliados le sumaron en la ocasión a la candidatura del PLD 292,294 votos, un 8.7% del total de su votación, que fue de 1,771,377 votos.
Tampoco llegó Fernández al 50% en los comicios de 2008 cuando logró reelegirse al totalizar 2,199,734 votos para un 53.83%, pero el PLD sacó un 43% y los aliados le sumaron el resto.
En las elecciones presidenciales de 2012 el PLD obtuvo todavía una proporción menor al quedarse en 1,71,972 votos, el 37.73% y los aliados, entre ellos el Partido Reformista Social Cristiano, le sumaron 312,491 votos, un 12.48%, con los que llegó al 51.21%.
En el 2000 debió haber balotaje porque ningún candidato llegó al 50 por ciento.
El candidato del PRD y aliados, Hipólito Mejía, alcanzó el 49.86% de los sufragios, 0.14% menos de lo requerido para ganar en primera vuelta.
Pero Balaguer, que fue candidato del PRSC y quedó en tercer lugar, se retiró de la contienda horas después del primer escrutinio y declaró que había una clara expresión de la mayoría a favor de Mejía.
Entonces Danilo Medina, candidato del PLD que había quedado en segundo lugar con el 26% de los votos, también se retiró y se evitó así una segunda vuelta. A Mejía se le declaró ganador.
LA PROYECCIÓN DE LOS PARTIDOS
Desde esas elecciones del 2000, las últimas en que el PRSC llevó de candidato a su fundador y líder, ese partido ha ido disminuyendo su caudal electoral de forma progresiva. Del 24.22% que sacó Balaguer en esos comicios tripolarizados, su votación cayó en un 8.24% en 2004 cuando llevó a Eduardo Estrella como candidato presidencial.
Cuatro años más tarde, en 2008 y con Amable Aristy de candidato, el Reformista obtuvo su más baja votación histórica, con un 4.59%, insuficiente hasta para conservar su participación igualitaria en el pastel de financiamiento de partidos políticos, que exige un 5%de la votación nacional.
En las elecciones pasadas, en alianza con el PLD, el PRSC alcanzó el 5.86% de los sufragios y recuperó su status de partido mayoritario. Eso le ha inspirado para proponerse la unidad y presentar candidaturas propias en las elecciones próximas, alentado además por el carácter legislativo y municipal de esos comicios, los últimos de esa modalidad que se celebrarán en apego a la Constitución de 2010.