Forjando una nueva agenda

Víctor –ITO- Bisonó H.

El 16 de agosto tiene que marcar el comienzo de mejores tiempos para la República Dominicana. Nosotros, quienes servimos en el Congreso, hemos sido elegidos por el pueblo Dominicano para representarlo. Nuestro es el deber de, a través de los poderes propios de nuestra asignatura, trazar el camino hacia el futuro de la República.

Los poderes gubernamentales no pueden ser una franquicia. Es inaceptable que los partidos luchen por poder y no por el interés de la población que representan. Los resultados de las elecciones son coyunturales. La República y su gente no lo son.

El Congreso debe ser una herramienta creadora de soluciones, sin considerar de qué partido sea el próximo presidente de turno. El ejecutivo debe atender a las necesidades de este país, y en esto merece nuestro respaldo. Tenemos que unir esfuerzos y forjar soluciones que atiendan la inseguridad, el narcotráfico, la corrupción administrativa, la reducción del déficit fiscal, el mejoramiento del sistema eléctrico nacional y la formación de nuestra juventud.

Contamos con la habilidad de promover proyectos, por ejemplo, la Ley de Presupuesto Participativo Municipal 170-07, ley que representa una herramienta donde se pueden orientar los esfuerzos colectivos de las comunidades hacia la articulación de soluciones relevantes y consensuadas de los problemas más importantes para el desarrollo comunitario.

Energía, reto central para nuestro país y deberíamos considerar medidas para bajar su costo y promover la sostenibilidad. La Ley de Crédito Fiscal a la Energía Solar y Eólica presenta una alternativa a los ciudadanos, no solo para concienciarlos sobre el tema ambiental sino además como una alternativa de menor costo de este tan necesario servicio.

Hace tiempo me he enfocado en el tema del crimen y la seguridad del ciudadano. Todos juntos deberíamos definir acciones que permitan combatir la delincuencia y la violencia y así fortalecer la sociedad civil. Por eso tenemos que avanzar con  iniciativas como la Ley de Porte y Tenencia de Armas de Fuego, con la que podríamos mejorar este problema que afecta a todos los dominicanos. En el tema de la seguridad y la ley de reforma policial, es esencial la existencia de un ánimo de cooperación y de que entendamos, verdaderamente, cual es nuestra función ante el pueblo que nos ha elegido.

En el contexto actual de inversión de valores, inseguridad ciudadana, corrupción, deterioro del medio ambiente y la necesidad de mejorar nuestra competitividad, entre otros problemas, hace falta que hagamos un alto en el camino para que juntos retomemos el compromiso de la consolidación y legitimación institucional de la nación. Nuestro país necesita renovar la esperanza en sus instituciones. No obstante los candidatos que hemos apoyado en el pasado, los dominicanos y dominicanas debemos trascender las fronteras partidistas y asumirnos como una sola patria.

Frente a estos retos, construir y fortalecer nuestras instituciones debe ser la prioridad. En vísperas de lo que espero será un nuevo amanecer en la historia Dominicana, el Congreso debe atender a las fallas estructurales de nuestros partidos, aprobando la ley de partidos políticos y la modificación a la ley electoral. Las dirigencias de los partidos políticos y puestos gubernamentales no son trofeos, ni premios. Los partidos políticos tienen la necesidad de educar a la población sobre las alternativas para el futuro y poner en práctica la voluntad del pueblo sin favoritismo. La vieja guardia tiene que dar paso a nuestros jóvenes. La República Dominicana es en su mayoría una nación de jóvenes emprendedores, que requieren de un espacio para el desarrollo individual y colectivo.

Es por esto, y con el interés del bienestar de nuestra nación, que hago un llamado a mis compañeros congresistas. Unamos esfuerzos. Apoyemos un proceso transformativo político que trascienda las coyunturas electorales, comencemos con nuestro apoyo a las iniciativas de interés nacional. Como primer poder del Estado tenemos la responsabilidad de promover la pequeña y mediana industria nacional; apoyar a nuestros agricultores; reducir el déficit fiscal y algún día tener una balanza de pagos positiva; restablecer la legalidad y el orden en nuestras calles; hacer cumplir el compromiso de que un 4 por ciento del PIB sea destinado a educación; apoyar al sector turismo para su crecimiento y resolver el problema energético, entre muchos más. Nuestros esfuerzos de cambio y reforma serán inútiles sin el respaldo de la ciudadanía. La sociedad civil es el poder prevaleciente y constituyente del estado libre e independiente y está en sus manos la soberanía nacional. Es en su apoyo colectivo, que construiremos instituciones que velen por los intereses de los dominicanos.