Víctor Bisonó – 3/6/2009
Mientras el mundo está enfocado en la actual crisis económica, y en los desafíos geopolíticos del terrorismo, los gobiernos autoritarios y la proliferación de armas nucleares, la década del 2020 presentará lo que para muchos analistas sería una crisis todavía mayor: la explosión demográfica. De acuerdo con el ìPopulation Reference Bureau, con sede en Washington, el 2020 comenzará una década de envejecimiento y disminución de la población en la mayoría de los paÌses desarrollados. Por el contrario, en la misma década, en el resto de los países aumentará la población, en particular la población joven.
Según el informe Joint Operating Environment del 2009, elaborado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos, que analiza los desafíos para EEUU en términos de sus fuerzas militares, la demografía es uno de ellos. El reporte señala que la población crecerá en 60 millones por año, alcanzando casi 8 billones de personas para el 2030. El 95% de este aumento se dará en países en desarrollo.
La ONU ha publicado un ranking de las naciones más pobladas del mundo. En 1950, 6 de las 12 eran países desarrollados. En el 2000, sólo tres del ranking lo eran, y en el 2050 únicamente un país industrializado quedará en la lista, EEUU.
República Dominicana está entre esos países que presentarán un aumento de la población en los próximos años, pero también un continuo flujo migratorio, tanto de nuestro país a EEUU y Europa, como de otros países hacia nuestro territorio. Esta inmigraciín tendrá dos vertientes. Por un lado, población menos educada con necesidad de trabajo, principalmente proveniente de Haití, y otra más educada que vendrá a cubrir posiciones de management y otros cargos bien pagos que ofrecerán una demanda mayor de la que nuestras universidades están proveyendo.
Esta realidad es una oportunidad para nuestro país, que presentará una joven y dinámica fuerza laboral, pero es fundamental enfocarnos en desarrollar y promover las capacidades, aptitudes y actitudes de la juventud para poder aprovecharlas. El mundo será aún más global y las empresas seleccionarán a su personal sin distinción de fronteras, sino sólo por criterios de competitividad y capacidad.
Ya no estaremos únicamente compitiendo entre escuelas o universidades dominicanas, ni siquiera con el Caribe o Centroamérica, sino con Sudamérica, Asia y Medio Oriente. No podemos dejar de prepararnos para este desafío demográfico que puede presentar una excelente oportunidad de crecimiento económico y bienestar de nuestra población.