Víctor Bisonó
Otras elecciones presidenciales han pasado en República Dominicana, que más allá de algunos conflictos e irregularidades, fueron celebradas democráticamente y con reacciones positivas de los observadores nacionales e internacionales.
Una vez más, hemos dejado de aprovechar esta extensa y costosa campaña para debatir diferentes visiones de país, distintas formas de encarar las políticas públicas necesarias para salir adelante. La campaña se enfocó alrededor de críticas personales, ataques, golpes bajos, como en el boxeo, y algunas encuestas que, según quien las pagara, daban uno u otro resultado. Pero poco hemos discutido sobre las relaciones del país con el mundo, en un contexto de creciente crisis económica en Europa, nuestras oportunidades en el Caribe y Latinoamérica, y el crecimiento estancado en Estados Unidos, nuestro primer socio comercial.
Tampoco hemos discutido sobre el déficit fiscal y la creciente deuda externa del país y la falta de competitividad para aumentar nuestras exportaciones y así la generación de empleo. Poco hemos discutido sobre la erradicación de la pobreza y la mejoría del bienestar de todos, no la de unos pocos con relaciones cercanas al gobierno.
Nos han dicho hasta el cansancio que se van a corregir los temas que se han estado haciendo mal y hacer lo que no se hizo. Pero todavía falta que nos detallen cuáles son esos problemas y qué políticas son las que mejorarían. Nos han vuelto a prometer mucho y especificar poco. Como será vivir con 4 años más del mismo estilo.
Pero más allá de las promesas y de querer posicionarse como el “cambio”, lo diferente, lo cierto es que el candidato ganador continuará enfrentando los desafíos que su propio partido ha generado. El déficit fiscal continúa siendo muy profundo, la deuda pública va en aumento y el derroche de gastos que se ha hecho para convencer a la población, que vamos bien y que se estará mejor, ha complicado mucho más la situación económica del país.
En este contexto de fuertes ajustes presupuestarios, la flexibilidad y amplitud para tomar decisiones de políticas públicas será muy limitado. Los errores de la Administración Fernández en términos económicos y el aumento indiscriminado del gasto del Estado, le resultarán un corcet difícil de flexibilizar a Danilo Medina y la primera dama ahora convertida en Vicepresidenta.
Y no solo las limitaciones económicas y financieras condicionarán al próximo gobierno, sino que también podría proyectarse que la gobernabilidad será bien confusa. ¿Seguirá liderando el gobierno el presidente Fernández? ¿Es la Primera Dama la embajadora del Presidente en la nueva administración? ¿Es ella quien asegurará que se mantenga el curso de políticas que definió Fernández? ¿Es este nuevo gobierno un período de transición hacia un nuevo mandato del presidente Fernández? ¿Cómo se puede proponer cambiar a políticas y resultados distintos, si los actores y protagonistas siguen siendo más de lo mismo?
Esta complicada realidad en la que ingresa República Dominicana con la continuidad de las mismas acciones y estilos, demandará una participación activa y efectiva de la oposición. Y es que a pesar del despilfarro de recursos por parte del gobierno, la expansión de empleos públicos con fines políticos, el dominio sobre otros poderes del estado y el haber conquistado la gran mayoría de los partidos minoritarios, la oposición a sus políticas ha sido fuertes, más de un 48.78% de la población se manifestó claramente en contra del gobierno y su plataforma. Casi la mitad de los dominicanos mostró voluntad de cambio. A pesar de que el candidato opositor era uno de poca popularidad, con un partido dividido por las peleas internas, y con una desordenada campaña, un gran porcentaje de la sociedad quiso mostrarle al gobierno que estaba en desacuerdo con lo que venía haciendo.
La oposición tendrá un rol fundamental en controlar y supervisar al gobierno, y en marcar la agenda de reformas que hacen falta para salir de los profundos problemas económicos y sociales que tenemos en el horizonte. Pero también tendremos un rol en lo referido a la política energética, el combate a la inseguridad, el consumo y tráfico de drogas y la corrupción. Y haremos enfocar al nuevo gobierno en la mejora de la educación, del capital humano que determinará la competitividad de nuestro país y su desarrollo económico. Le deseamos lo mejor al partido del nuevo gobierno y al presidente electo Danilo Medina, pero prepárense para realmente ejecutar los cambios que tanto prometieron. Esperemos todos que estas promesas no sean solo retóricas de campaña.
http://www.listindiario.com/
—